11/1/13

A Roma do Renacemento en "La sonrisa de la Gioconda”

Na novela de Luis Racionero, La sonrisa de la Gioconda, Leonardo da Vinci describe a situación urbanística de Roma de fins do século XV e principios do XVI.


"... Roma me devolvió mi interés con creces. Ninguna otra ciudad italiana presentaba tan chocante contigüidad de esplendor y mugre, arquitectura en construcción y en destrucción, tal conjunto de edificios devorándose unos a otros, consumiéndose a sí mismos. Dentro de la cintura de murallas dilapidadas sólo una parte estaba construida. La colina del Capitolio era monte Caprino porque cada primavera las cabras pastaban allí entre muñones de mármol, frisos y capiteles; los mausoleos eran carcasas despojadas de su mármol, en torno a la Columna Trajana se arrebujaban míseras covachuelas; el Foro, las Termas, los anfiteatros eran escuálidas colmenas de viviendas y comercios. El Coliseo y el teatro Marcelo servían de canteras para los constructores del papa, cardenales y banqueros. Iglesias semejantes a templos griegos emergían sobre basílicas romanas que a su vez fueron edificadas aprovechando las irisadas columnas y entabladuras de templos antiguos. La Roma de Augusto desaparecía en aquella febril reconstrucción, Sangallo, Peruzzi, Bramante o Miguel Ángel consentían, por la cuenta que les traía, aquella inútil e irreversible destrucción. Los arquitectos querían crear su nueva Roma y tomaban los materiales que hallaban más a mano, sin reparar en lo que destruían. Brunelleschi, que tenía más sensibilidad que todos los que he nombrado juntos, se embebió del esplendor que fuera Roma, estudió a fondo los edificios antiguos –que en su juventud aún persistían- y creó un estilo propio, no copiando el romano, sino empapándose de sus espacios, formas y proporciones y componiéndolos de un modo personal, con el éxito y belleza que puedes ver en la capilla Pazzi o la sacristía de San Lorenzo".

Luis Racionero. La sonrisa de la Gioconda. Memorias de Leonardo. Barcelona, Planeta, 1999, pp. 250-251.

2 comentarios:

PACO HIDALGO dijo...

Tengo ganas de leer esta novela; me han hablado muy bien de ella. Este fragmento tiene muy buena pinta. Saludos cordiales, Antonio.

Gonzalo Durán dijo...

Precioso texto y magnífica elección. Me lo guardo para mis clases. Saludos.