"La bajada del nivel del pantano de Bande saca a la luz nuevos restos arqueológicos.
Colmenero, que a sus 70 años sigue peleando por conseguir fondos para costear las excavaciones, destapó aquel primer verano un tramo de muralla sin saber aún que con su pala inauguraba la exploración del campamento romano más grande de Galicia y "mejor conservado de España gracias al agua". Después de 33 años, la escasez de medios ha permitido sacar a la luz poco más de un cuarto de la superficie total (2,3 hectáreas) del destacamento militar. Pero como las centurias romanas eran prácticas y poco imaginativas, como todos los campamentos del Imperio seguían el mismo patrón y hasta ponían los mismos nombres a sus calles trazadas con tiralíneas, el actual director de las excavaciones, Santiago Ferrer, sabe por adelantado lo que va a aparecer
Extramuros, y algo más adentrada en la presa de As Conchas, también se ha recuperado la canaba, la casa de servicios en la que se alojaban los civiles que acompañaban a los 480 militares que vivieron en el lugar desde el año 75, mientras en Roma les daba tiempo a gobernar a seis emperadores, de Vespasiano a Adriano. Ferrer cuenta que en la cánaba vivían "los taberneros y las prostitutas", y pasados los años, cuando marchó el ejército, algunos de éstos seguramente se quedaron para siempre en Bande. "Es raro que aún no hayamos encontrado tumbas, pero por aquí tienen que estar".
Este invierno resultó que el agua del embalse de Fenosa, que sumerge periódicamente las excavaciones y vuelve a descubrirlas cuando baja el nivel para que los arqueólogos retomen la tarea un par de meses, adelantó bastante trabajo por su cuenta. El vaivén del fluido elemento lamió por primera vez en todos estos
La posada se levantó cuando los soldados del campamento concluyeron la misión por la que se habían instalado allí medio siglo antes: la construcción de la calzada. Los legionarios abandonaron el campamento, la III Cohorte de la Legion VII Gémina, pero la mansio fue el germen de una nueva población en aquel lugar que era conocido por entonces como Aquis Querquennis, el lugar de las aguas termales de los Querquenos, esa raza indígena que habitaba Ourense desde A Limia hasta O Xurés y O Entrimo y dejó cientos de vestigios en sus castros. Vestigios tales como esculturas de guerreros y un enorme falo de piedra que fue hallado en el río por Colmenero y el grupo Larouco, el colectivo que lucha por salvar estas piedras.
Fotos: INICIARTE
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