Lede
como escribe Oscar Tusquets sobre Mies:
"Si
tenemos en cuenta que una manisfestación significativa del egocentrismo
absorvente del genio es su trato con la familia, y en especial con la esposa,
los casos extremos de Richard Wagner o de Mahler son sobradamente ilustrativos;
no son tan famosos, sin embargo, los de Wright o de Mies van der Rohe, quienes
abandonaron a los suyos en los momentos más difíciles o se fugaron con las
esposas millonarias de sus clientes. Claro, son menos conocidos porque los
arquitectos tenemos menos glamour
pero también porque la crítica e historiografía arquitectónica es más pudibunda
y no le gusta divulgar escándalos propios de artes más frívolas. En el caso de
Mies, hoy ya sabemos que su militancia izquierdista, su persecución por los
nazis y su heroico exilio, son una leyenda. El arquitecto, que se sentía
comprometido exclusivamente con su obra, intentó colaborar con el II Reich pero
éste no estaba interesado en la arquitectura de vanguardia y Mies se vio sin
encargos en Alemania. No sufrió persecución, se fue tranquilamente, como el
dandi que siempre fue (llegó hasta el extremo de añadir el van para aristocratizar su nombre), a Estados Unidos porque creyó
que las posibilidades económicas, tecnológicas y su ya afianzado prestigio en
aquel país, harían construibles sus sueños, como así fue. Y se fue solo, abandonando
a su familia en aquel país en peligro de ebullición porque, sin duda, ésta
resultaba una rémora en su marcha hacia la gloria".
Oscar
Tusquets Blanca. Más que discutible. Barcelona, Tusquets, 2002, pp. 145-146
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