Un cuadro es un ser vivo. Y el Guernica, además, tiene privilegios. Por eso se le trata, se le cuida, se le examina constantemente. Está en permanente vigilancia. Los técnicos del Museo Reina Sofía le están haciendo su último gran chequeo. Una radiografía que ayudará a profundizar en sus heridas, sus genes, los detalles de su vida. La suya ha sido larga, estelar e intensa, no como la de otros cuadros. EL PAÍS ha tenido acceso en exclusiva al último examen realizado a fondo a la obra de Pablo Picasso. El anterior tuvo lugar hace 10 años. Pocos daños ha sufrido desde entonces más allá del desgaste propio del tiempo. Pero la conclusión es clara: "Se encuentra estable dentro de la gravedad", asegura Jorge García Gómez-Tejedor, jefe del departamento de conservación y restauración del Museo Reina Sofía, de Madrid.
El nuevo examen repite casi paso a paso el anterior y comprueba todo daño por daño: "Le hemos aplicado una radiografía completa con acceso al reverso de la obra", comenta Jorge García.
Para ello, hace unos meses, lo movieron y lo descolgaron aprovechando también que había que hacerlo para la última exposición retrospectiva sobre el pintor en el Reina Sofía. Fue entonces cuando decidieron hacer todo más o menos en secreto, sin que trascendiera a los medios de comunicación. Los técnicos lo radiografiaron y lo trataron durante 10 días. "Más que en secreto lo hicimos con discreción", aclara García. "Le aplicamos una placa y una reflectografía. Le sometimos a un disparo de una hora", relata el conservador.
Para ello hubo que descolgar el cuadro, juntarlo con el material en que quedaría reflejada la irradiación y volverlo a colocar en la pared. "No le vino mal. Hacía siete años que no lo movíamos y hay que limpiar el polvo y demás cosas que se acumulan con el tiempo en cualquier resquicio", comenta García. Fue él quien se encargó de dirigir cuidadosamente cada paso del operativo en la época que todavía llevaba Ana Martínez de Aguilar el museo en calidad de directora.
Una obra deseada, pero que apenas resistiría ya emociones fuertes sin ser dañada: "Goza de una mala salud de hierro", comenta el restaurador. "Ha sufrido mucho y por eso necesita cuidado especial".
El estudio sigue adelante. No ha terminado. Lo más delicado ha sido la operación de la radiografía, en la que han participado unas 30 personas que manipularon cuidadosamente el cuadro. Ahora es objeto de más pruebas. Una colorimetría para analizar a fondo el color lleno de matices blancos, negros, grises. Pero faltan cosas: "Un escaneado, más fotos en alta resolución tomadas parte a parte. Un estudio de infrarrojos para llegar a fondo a las transparencias del color".
Todo quedará listo en 2010. Será entonces cuando se presente el nuevo estudio completo del cuadro. Vendrá a ampliar aquel diagnóstico importante y ambicioso que se llevó a cabo hace 10 años, cuando dirigía el museo José Guirao.
2 comentarios:
El trabajo de todas esas personas dedicadas a la restauración de cuadros como EL GUERNICA es verdaderamente fascinante. Quien sabe, a lo mejor me veo restaurando un Kandinsky o Mondrian jejjeje
Restauradora, historiadora da arte, docente... é que non paras de pensar en traballar?
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