Francisco Pradilla. La rendición de Granada. Óleo sobre lenzo,1882, 330 x 550 cm. Pazo do Senado, Madrid
“… Atesoramos todo un arsenal de instantáneas mentales, muy vívidas, de cuadros y estampas, una especie de pasado implantado en nuestra memoria, y que es en gran parte ficticio o distorsionado. Imaginamos a Isabel la Católica presidiendo la redición de Granada, aunque no estuvo presente. Visualizamos la rendición de Breda como la pintó Velázquez, como un intercambio caballeroso de llaves en un entorno erizado de lanzas (no hubo tal ceremonia ni había lanzas).
Marcos Giráldez de Acosta. Xura de santa Gadea. Óleo sobre lenzo,1864. Pazo do Senado, Madrid
Rememoramos al Cid tomando juramento al rey en Santa Gadea de Burgos (tampoco ocurrió).
Dióscoro Teófilo de la Puebla. Primer desembarco de Colón. Óleo sobre lenzo, 1862. Concello da Coruña, en depósito.
Siempre “recordamos” a Colón con la misma casaca, a Jaime I con el mismo casco ficticio que no existía en su tiempo.
José de Madrazo y Agudo. A morte de Viriato, xefe dos lusitanos. Óleo sobre lenzo, 1807, 307 x 462 cm. Museo do Prado
Tenemos la vaga idea de que Viriato fue asesinado mientras dormía únicamente porque en el cuadro de Madrazo yace en el lecho, cuando ninguna fuente dice que fuese así (Madrazo en realidad reutilizó un cuadro a medio hacer sobre otro tema).
Antonio Gisbert Pérez. Fusilamento de Torrijos na praia de santo André. Óleo sobre lenzo, 1888, Museo do Prado.
“Vemos” a Torrijos morir en la playa mirando de frente a sus ejecutores, a pesar de que murió con los ojos vendado;
Estatuta de don Paio en Covadonga
a Don Pelayo enarbolando la Cruz de la Victoria, un símbolo que no existió hasta siglos más tarde”
(...)Carlos Reyero, que ha
estudiado a fondo esta pintura, llama nuestra atención sobre esos personajes que se repiten sistemáticamente en todos los
cuadros. Está el escribano que toma nota de algo en un segundo plano, y que
funciona como el equivalente del falso testigo ocular (...). Está, de manera
recurrente, el fraile o sacerdote, incluso cuando al pintor le consta que no
había ninguno, como en el que pintó Dióscoro de la Puebla en su “descubrimiento
de América”...
1 comentario:
Interesante porque nunca hubiera caído en ello debido a mi idea de que cuando se pinta es sinónimo de "copiar"lo que se ve, cuando hablamos de retratos o bien de sucesos históricos. Pero también es cierto que esa "copia" de la realidad esta sujeta a los deseos de quien encarga el trabajo.
interesante para pensar en ello. Gracias
Montserrat A.
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