O xornal El País na súa edición impresa de Galicia do día de hoxe comenta o informe elaborado polos técnicos da Consellería de Cultura sobre o Pazo de Meirás.
"Los técnicos critican la reparación de Meirás tras el incendio de 1978.
El pazo de Meirás, donado en nombre y por cuenta del pueblo en plena Guerra Civil a Francisco Franco y hoy propiedad de sus herederos, se conserva bien en líneas generales. No obstante, la singular edificación ideada por la escritora Emilia Pardo Bazán a finales del siglo XIX arrastra problemas, en gran parte causadas por una inadecuada o incluso inexistente reparación de los considerables daños causados por el incendio que arrasó en 1978 parte del pazo, enclavado en el monte de la villa costera de Sada (A Coruña).
Es la principal conclusión de la inspección que los técnicos de la Consellería de Cultura realizaron en abril pasado, una visita histórica por ser la primera vez en más de 30 años de democracia que el poder civil lograba adentrarse en la propiedad de la familia Franco. Una colonia de termitas en la biblioteca principal, que aún atesora parte del legado de Pardo Bazán, pequeños problemas de humedad o la urgente necesidad de actualizar la vetusta instalación eléctrica del castillo completan el listado de defectos.
"Los acabados y el estado de conservación son muy variables, no sólo en función de los daños provocados por el incendio, sino también por el propio uso y la zonificación del edificio", destacan los técnicos en su inventario. Es la pieza principal del expediente abierto por la Xunta para declarar el pazo Bien de Interés Cultural (BIC), con el fin de reforzar su protección y devolver un mínimo uso público a la propiedad, pagada con dinero público y donada a Francisco Franco en su calidad de "jefe de Estado y caudillo de España".
Las fachadas del singular castillo de tres torres rectangulares, todas de granito, así como el interior de las zonas nobles "presentan un buen estado de conservación". Es el caso de salones, comedores, cocina o dormitorios, "perfectamente acondicionados para su uso". Por el contrario, están deterioradas las zonas dedicadas a la servidumbre, con habitaciones incluso en estado de abandono.
"Las intervenciones parciales al gusto de un lenguaje acorde con una época pueden no ser lo más adecuado y deberían efectuarse previo asesoramiento de un experto", advierten el arqueólogo y la arquitecta de la Dirección General de Patrimonio que entraron al pazo. Y es quizás por eso que resulta defectuosa la restauración de las estancias arrasadas por las llamas hace ahora 30 años. "No fue acertada en la elección del sistema estructural y de acabados, o incluso de la calidad de los materiales y elementos seleccionados", destacan los técnicos. Incluso detectaron que los forjados de los techos, originariamente de madera, fueron reconstruidos con hormigón.
Mucho se especuló sobre el origen, enigmático aún hoy, del gran incendio que la noche del 18 de febrero de 1978 arrasó parte del pazo. Los vecinos recuerdan que, antes del fuego, hubo un continuo e intenso ir y venir de camiones militares, entrando y saliendo de la propiedad. Aquella noche fue pasto de las llamas La Quimera, la torre rectangular más alta de la fortaleza y concebida por Pardo Bazán como su santuario literario.
Los daños causados por el fuego "aún se perciben", constataron los técnicos de Patrimonio. "Según cuentan, el fuego no llegó a la biblioteca de la condesa situada en la última planta de la torre, pero sí el humo y, entre otras consecuencias, dejó los libros que allí quedaban unidos en bloques", relatan los técnicos de la Consellería de Cultura. Se calcula que en Meirás los familiares de Franco conservan aún varios miles de libros de la biblioteca que perteneció a Emilia Pardo Bazán".
Vís El País.
El pazo de Meirás, donado en nombre y por cuenta del pueblo en plena Guerra Civil a Francisco Franco y hoy propiedad de sus herederos, se conserva bien en líneas generales. No obstante, la singular edificación ideada por la escritora Emilia Pardo Bazán a finales del siglo XIX arrastra problemas, en gran parte causadas por una inadecuada o incluso inexistente reparación de los considerables daños causados por el incendio que arrasó en 1978 parte del pazo, enclavado en el monte de la villa costera de Sada (A Coruña).
Es la principal conclusión de la inspección que los técnicos de la Consellería de Cultura realizaron en abril pasado, una visita histórica por ser la primera vez en más de 30 años de democracia que el poder civil lograba adentrarse en la propiedad de la familia Franco. Una colonia de termitas en la biblioteca principal, que aún atesora parte del legado de Pardo Bazán, pequeños problemas de humedad o la urgente necesidad de actualizar la vetusta instalación eléctrica del castillo completan el listado de defectos.
"Los acabados y el estado de conservación son muy variables, no sólo en función de los daños provocados por el incendio, sino también por el propio uso y la zonificación del edificio", destacan los técnicos en su inventario. Es la pieza principal del expediente abierto por la Xunta para declarar el pazo Bien de Interés Cultural (BIC), con el fin de reforzar su protección y devolver un mínimo uso público a la propiedad, pagada con dinero público y donada a Francisco Franco en su calidad de "jefe de Estado y caudillo de España".
Las fachadas del singular castillo de tres torres rectangulares, todas de granito, así como el interior de las zonas nobles "presentan un buen estado de conservación". Es el caso de salones, comedores, cocina o dormitorios, "perfectamente acondicionados para su uso". Por el contrario, están deterioradas las zonas dedicadas a la servidumbre, con habitaciones incluso en estado de abandono.
"Las intervenciones parciales al gusto de un lenguaje acorde con una época pueden no ser lo más adecuado y deberían efectuarse previo asesoramiento de un experto", advierten el arqueólogo y la arquitecta de la Dirección General de Patrimonio que entraron al pazo. Y es quizás por eso que resulta defectuosa la restauración de las estancias arrasadas por las llamas hace ahora 30 años. "No fue acertada en la elección del sistema estructural y de acabados, o incluso de la calidad de los materiales y elementos seleccionados", destacan los técnicos. Incluso detectaron que los forjados de los techos, originariamente de madera, fueron reconstruidos con hormigón.
Mucho se especuló sobre el origen, enigmático aún hoy, del gran incendio que la noche del 18 de febrero de 1978 arrasó parte del pazo. Los vecinos recuerdan que, antes del fuego, hubo un continuo e intenso ir y venir de camiones militares, entrando y saliendo de la propiedad. Aquella noche fue pasto de las llamas La Quimera, la torre rectangular más alta de la fortaleza y concebida por Pardo Bazán como su santuario literario.
Los daños causados por el fuego "aún se perciben", constataron los técnicos de Patrimonio. "Según cuentan, el fuego no llegó a la biblioteca de la condesa situada en la última planta de la torre, pero sí el humo y, entre otras consecuencias, dejó los libros que allí quedaban unidos en bloques", relatan los técnicos de la Consellería de Cultura. Se calcula que en Meirás los familiares de Franco conservan aún varios miles de libros de la biblioteca que perteneció a Emilia Pardo Bazán".
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