Ni por contido nin polo meu criterio
literario, as liñas que seguen deberían pasar nin á historia da crítica artísitca
nin á da literatura.
"En el MOMA DE Nueva York habrá un (sic)
treintena de Picassos (sic), expuestos uno detrás de otro. El más llamativo,
sin duda, es el famoso Les demoiselles
d´Avignon. Picasso lo pinto en 1907, y se nspiró en una casa de citas de la
calle Avinyó de Barcelona. Aparecen las mujeres de vida desordenada de aquel
lugar. Cuando lo pintó, Picasso no tenía más de veinticinco años, y se puede
apreciar cómo algunas de las caras del lienzo están pintadas por encima, lo que
en principio era un hombre luego lo convirtió en una mujer. Sin embargo, la
obra tiene una fuerza extraordinaria, atrapa al espectador desde el primer
golpe de vista.
Picasso. Boceto.
Frente al cuadro hay otras dos pinturas,
aparentemente iguales. Una es de Georges Braque, Man with a Guitar, y la otra
del propio Picasso, Ma Jolie.
Prácticamente no se puede distinguir de quién es una y de quién la otra. Son de la misma época y
se diría que las dos proceden de la misma mano. Lo dos artistas reflexionaban
sobre las posibilidades del cubismo y los dos pintaron un cuadro igual. Cuál de
los dos se inspiró en la obra del otro no lo sabemos.
Picasso. Ma Jolie.
Braque. Man with a Guitar.
Pero esos cuadros transmiten poco al
espectador; son fríos, oscuros. Se trata de una técnica llevada hasta el
límite; poco más consiguen expresar.
Esa frialdad, por el contarrio, no se aprecia
por ningún lado en su pintura de juventud. En las Demoiselles, Picasso quiso descorrer la cortina y mostranos lo que
había detrás, algo inesperado. Y todavía hoy sorprende al espectador.
Técnicamente no es un cuadro perfecto, y por eso fue criticado al principio.
Incluso Matisse lo tomó como un insulto al arte moderno. Pero su fuerza es
incuestionable.
Además ves el cuadro y de inmediato sabes que
es de Picasso, al contrario que Ma Jolie.
Podría ser lo mismo de Picasso que de Braque.
Quizás por eso Picasso dejó de lado el cubismo
radical y se dedicó a pintar otro tipo de cuadros, más coloristas, más vivos.
Creía que esa corriente estaba agotada porque después de la Primera Guerra
Mundial el públco no quería cosas tristes. La gente necesitaba alegría de
vivir. Y asíse ganó Picasso a la gente".
Kimen Uribe. Bilbao-New York-Bilbao.
Barcelona, Seix Barral, 2010, pp- 159-160.
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