O pasado sábado Babelia publicaba unha interesante valoración arquitectónica do novo museo de arte contemporánea de Tenerife. Lede o seguinte extracto.
Intersecciones en Canarias
El nuevo museo de Herzog & De Meuron en Tenerife hace un juego de geometrías complejas
JUAN RAMÍREZ GUEDES 15/11/2008
El TEA, Tenerife Espacio de las Artes, inaugurado recientemente en Santa Cruz de Tenerife es el segundo edificio museístico concluido este año en España por la firma Herzog & De Meuron, aquí con la colaboración de Virgilio Gutiérrez Herreros, meses después de la apertura del CaixaForum de Madrid, con el que presenta importantes diferencias que constituyen, por otra parte y en nuestra opinión, un giro en una práctica arquitectónica hasta ahora muy apoyada en la poética de los materiales y sus cualidades expresivas, o como en el caso del estadio de El Nido de Pájaros de Beijing, en la musculatura tecnológica, aspectos que, en este caso, estando sin duda presentes, ceden con claridad el protagonismo al despliegue del espacio.
Rafael Moneo, en su ensayo Otra modernidad, reflexionando sobre los rasgos generales de la arquitectura contemporánea frente a la tradición arquitectónica moderna, señalaba el diferente papel que el espacio desempeña en una praxis contrariamente a la otra: dice Moneo, en resumen, que mientras que un rasgo fundamental del proyecto moderno es la función del espacio como "sustancia y justificación" de su arquitectura, en la estela de la idea de la "pura visualidad" de Wölfflin, en oposición a ello, siempre según esta hipótesis, en el caso de la arquitectura contemporánea el espacio deja de ser origen conceptual del proyecto para ser simplemente un resultado del mismo, un precipitado, presente pero no generador de la concepción de esa arquitectura.
El nuevo museo de Herzog & De Meuron en Tenerife hace un juego de geometrías complejas
JUAN RAMÍREZ GUEDES 15/11/2008
El TEA, Tenerife Espacio de las Artes, inaugurado recientemente en Santa Cruz de Tenerife es el segundo edificio museístico concluido este año en España por la firma Herzog & De Meuron, aquí con la colaboración de Virgilio Gutiérrez Herreros, meses después de la apertura del CaixaForum de Madrid, con el que presenta importantes diferencias que constituyen, por otra parte y en nuestra opinión, un giro en una práctica arquitectónica hasta ahora muy apoyada en la poética de los materiales y sus cualidades expresivas, o como en el caso del estadio de El Nido de Pájaros de Beijing, en la musculatura tecnológica, aspectos que, en este caso, estando sin duda presentes, ceden con claridad el protagonismo al despliegue del espacio.
Rafael Moneo, en su ensayo Otra modernidad, reflexionando sobre los rasgos generales de la arquitectura contemporánea frente a la tradición arquitectónica moderna, señalaba el diferente papel que el espacio desempeña en una praxis contrariamente a la otra: dice Moneo, en resumen, que mientras que un rasgo fundamental del proyecto moderno es la función del espacio como "sustancia y justificación" de su arquitectura, en la estela de la idea de la "pura visualidad" de Wölfflin, en oposición a ello, siempre según esta hipótesis, en el caso de la arquitectura contemporánea el espacio deja de ser origen conceptual del proyecto para ser simplemente un resultado del mismo, un precipitado, presente pero no generador de la concepción de esa arquitectura.
En el caso del TEA, podríamos concluir que representa, al menos en parte, un giro hacia un planteamiento más inclinado a esa caracterización de lo moderno, dada la imposibilidad de entender completamente la concepción de este edificio desde otra instancia que no sea el espacio, por mucho que estén presentes otros elementos habituales en la arquitectura de sus autores. La presencia objetual rotunda y de gran expresividad del CaixaForum de Madrid, con una imagen exterior icónica que construye su discurso visual instantáneamente, se metamorfosea en el caso del TEA en el despliegue de unos volúmenes más silenciosos pese a su contundencia, que se fracturan y separan ante el espectador, sin generar una impregnación visual definitiva para la formación de su imagen total (aunque sí fragmentariamente), siendo preciso el desentrañamiento de su espacio interno para poder apreciar el verdadero sentido y valor de la obra.
El edificio situado junto al barranco de Santos en la capital tinerfeña es un conjunto de geometría compleja que se articula como un todo del que se desgajan total o parcialmente piezas triangulares, que mediante transformaciones geométricas dan lugar a la aparición de una serie de intersecciones y espacios intersticiales, entre ellos, la gran plaza triangular que, construyendo un pasaje urbano enlazando la diagonal, permite recorrer el edificio uniendo a su través, en una verdadera promenade architecturale, dos partes de la ciudad. Una auténtica intersección entre la arquitectura y el espacio urbano y, en definitiva, la ciudad como lugar y como paisaje.
(...) Si bien, en el sector destinado a museo, los espacios expositivos están resueltos de forma más neutra y convencional, como contenedores que, no obstante, permiten la organización de paisajes interiores temporales en cada caso, los recorridos interiores y otros espacios intermedios reúnen situaciones formales de interés en función de la variabilidad de la sección, los espacios de doble altura, los sucesivos plegamientos de planos y sus intersecciones, generando espacios de cierta complejidad geométrica, que, seguramente por pura aunque interesante casualidad, resuenan con algunos espacios geometrizados pintados por Óscar Domínguez en sus cuadros de la Etapa de las redes. Otra posible intersección.
Texto completo e fotos en El País.
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