14/11/10

A Sagrada Familia (e II): hai que rematala?

Carta publicada en La Vanguardia o 9 de xaneiro de 1965 sobre as obras na Sagrada Familia de Gaudí en Barcelona. A carta vai asinada, en primeiro lugar polo decano do Colexio de Arquitectos e polo Presidente de FAD (Foment de les Arts i del Disseny). A continuación aparecen, nin máis nin menos que as sinaturas de Le Corbusier, Josep Lluís Sert, Bruno Zevi, Joan Miró, Antoni Tápies, Ricardo Bofill, Camilo José Cela, Gil de Biedma e o mesmo Josep María Subirachs.

"Sr. Director de La Vanguardia
Muy Señor Nuestro:

Le rogamos de cabida en las páginas del periódico de su digna dirección a la siguiente carta, por lo cual le expresamos nuestra gratitud anticipada.
El Templo de la Sagrada Familia fue iniciado el 10 de marzo de 1882, y desde hace muchos años permanece inacabado, con una obra a un ritmo lentísimo, prácticamente interrumpido. Periódicamente alguien nos recuerda el deber que tenemos de colaborar con su terminación y un sector importante de público considera la Sagrada Familia como una empresa en la que estamos comprometidos todos y cuyo abandono es una vergüenza colectiva. Se ha dedicado un día especial a recordárnoslo y a recaudar fondos para la continuación de las obras. Este día esta próximo y como muchas personas participaran en la colecta convencidos de colaborar en una obra religiosa, ciudadana y artística, y como nosotros estamos convencidos de que esta labor no solo no es positiva, sino que es contraproducente, creemos un deber exponer nuestros puntos de vista.

1.º La Catedral tenía como uno de sus fines agrupar a todos los habitantes de la ciudad en las grandes celebraciones religiosas; en las ciudades de hoy un enorme templo monumental no tiene sentido.

No se trata ya de construir un gran templo para toda la ciudad, que debería tener cabida para casi dos millones de habitantes, sino de construir múltiples parroquias. El urbanismo tiende en todos los campos a esta descentralización en barrios y la Iglesia que, por razones pastorales, se esfuerza en apoyarse precisamente en las entidades urbanas reales, tiende a vitalizar sus parroquias como núcleos de evangelización [...].

2.º Puede considerarse a la Sagrada Familia desde el punto de vista de un monumento expiatorio. En este caso el templo vendría a centrar y a simbolizar el fervor expiatorio de todo un pueblo. Pero no creemos que exista este sentimiento popular, ni que nadie se sienta vinculado de veras a esta empresa colectiva de expiación. La generación de hoy no comprende que una necesidad de expiación tenga que concretarse precisamente en la construcción de una templo que costaría millones.
3.º Aunque no hubiera justificaciones sociales ni urbanísticas ni pastorales para terminar el templo, podría haber otra razón. La Sagrada Familia es obra de Gaudí y tiene un valor artístico. Olvidemos por un momento que el valor artístico de un edificio no puede desvincularse de su justificación social. Es una obra de Gaudí, es una obra de arte, y hay quien quiere verla terminada. Ahora bien, ¿es posible terminar un edificio? A nadie se le ocurriría terminar un cuadro o una escultura, pero un edificio ¿se puede terminar sin el arquitecto que lo concibió? Quizá sería posible si existieran planos detalladísimos, si el edificio estuviese resuelto sobre el papel en todos sus puntos. Pero Gaudí tenia de la arquitectura un concepto tan vivo que creaba su obra diariamente a impulsos desordenados, con unos planos previos que servían a penas de pauta. En Gaudí hay un aspecto pictórico y escultórico que es esencial y este aspecto solo el lo podía realizar. Sin el, la obra queda falseada y disminuida. Pero, además, no disponemos de ningún proyecto, de ningún plano autentico de Gaudí. Esta razón es concluyente y todas las anteriores parecen innecesarias. No se puede continuar la Sagrada Familia de Gaudí porque no existen planos; todo lo que se haga son improvisaciones. Nadie que respete de veras la obra gaudidiana puede colaborar a esta mixtificación.

Estas son nuestras razones [...].
¿Qué hay que hacer, pues, con lo que tenemos construido? Esto se presta a una larga discusión. Las soluciones son muchas y muy diversas. Habría que estudiarlas y elegir la mejor. Lo único seguro es que lo que ahora se está haciendo es un error, y lo único urgente es terminar cuanto antes con este error. Tiempo habrá luego para estudiar soluciones, desde convertir la actual explanada en un templo al aire libre, dejando la fachada y el ábside como un monumental retablo, hasta continuar la construcción adaptando los principios gaudinistas a las técnicas y necesidades modernas.
Reciba un atento saludo de Antoni de Moragas, decano del Colegio de Arquitectos.
Alfons Serrahima, presidente del FAD."

2 comentarios:

Carlos Sánchez-Montaña dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
alfonso dijo...

A lo mejor, sin que se muera Eisenman podemos aplicarlo al Gaiás...