19/10/08

Exposición: José Manuel Balleter, Espazos ocultos

ENTRADA 300 DE INICIARTE

Como xa saberedes pola gran repercusión mediática, hai en Madrid unha exposición dun artista español que retirou os personaxes de cadros famosos. Que vos parece a idea?


"Galería Distrito Cu4tro abre la temporada con Espacios Ocultos, exposición de la obra más reciente de José Manuel Ballester (Madrid, 1960).Hay momentos, en efecto, en que los árboles nos impiden ver el bosque. El proverbio se aplica a la contemplación de la naturaleza, pero también a la traslación artística de ésta, que no en balde ha formado un género pictórico autónomo, el del paisaje. Como fondo, el paisaje ha tenido una historia muy antigua, pero no logró librarse de su subordinación –y sólo relativamente– hasta bien avanzado el siglo XVII. El problema era que la naturaleza en sí y, por tanto, su visión artística producían aprensión y recelo si no se lograba estampar un cierto sello humanizador. Sólo cuando el horizonte humano se fue ensanchando hasta una dimensión no sólo planetaria, sino cósmica, se pudo comprender que era imprescindible despejar nuestra mirada de lo que empequeñecía nuestra visión: de nuestros miedos y el correspondiente lastre de prejuicios. En este sentido, el franqueamiento completo del paisaje como genero se produjo en nuestra época, en la que ha sido posible contemplar la naturaleza sin, por así decirlo, ser visto. Esta revelación sigue siendo hoy un creciente desafío sin límite a la vista.

Hay que empezar por estas consideraciones, muy apretadamente sintéticas, si se quiere abordar el proyecto que nos plantea José Manuel Ballester , que, en primera instancia, ha querido “limpiar” la pintura de paisaje histórica de toda la anecdótica humana, pero, en segunda, para trastocar el orden visual establecido de las cosas; esto es: invertir su jerarquía, dando prioridad a lo tradicionalmente considerado como en “segundo plano”.

Se trata de puntos de vista “subvertidores” de lo que se entiende como el uso normal o normalizado de relacionarse con una obra de arte o con un museo, pero no sólo para con ello cuestionar su inercia obcecada, sino para, en efecto, “rehacerlos”. De manera que, eso es en principio lo que nos propone Ballester con sus análisis “clarificadores” de reconocidos cuadros del Museo del Prado, en todos los cuales la estrategia dominante o el guión ha consistido en despojarlos de figuras humanas y de sus menesterosas o atribuladas acciones, quedándose sólo con los telones de fondo de sus respectivos paisajes.

… El planteamiento de Ballester es, digámoslo así, complejo, como lo ha sido su propia trayectoria, sobre la que es bueno hacer un inciso muy al hilo de lo que estamos tratando. Los primeros pasos artísticos de Ballester estuvieron encaminados por la senda de lo que se entiende como arte realista, en cuya práctica obtuvo un singular reconocimiento crítico que auguraba un futuro confortable. No obstante, pronto dio visos de desafiarse a sí mismo de la única manera que cabe hacerlo, que es la de buscarse “complicaciones”, lo cual se pudo apreciar a través de ese vasto y peligroso mundo del arte gráfico, en el que se puede encallar si alguien se queda en el virtuosismo artesanal. Ballester no sólo no lo hizo, sino que enseguida se puso a explorar otros horizontes, como el de la fotografía. Tampoco se arredró a la hora de encarar otros paisajes físicos y antropológicos, como la ahora vertiginosamente cambiante China. En suma: que, sin necesidad de hacer ahora un recuento completo de todas sus investigaciones y tentativas, cabe apreciar cómo Ballester no ha cejado de cuestionarse sus propias posibilidades personales y las del mismo arte. En este sentido, yo no creo que la historia de Ballester hasta el momento presente se pueda resumir en, por ejemplo, el paso de un pintor a un fotógrafo, sino en su obstinación por dar un libre curso a sus inquietudes artísticas a través de las experiencias, soportes y técnicas que ha estimado necesarios.

En realidad, Ballester no ha quemado o quema etapas, sino que ha voluntariamente enredado las perspectivas y los papeles, de forma que, por explicarnos, piensa la pintura mediante la fotografía y esta mediante aquella. ¿Y no hay algo en todo ello que nos recuerda la alambicada forma con la que Vermeer se planteaba su elogio del arte de la pintura a través de la sutil negación de lo que tradicionalmente se entendía como su regulación ideal?"

Francisco Calvo Seraller. Los árboles y el bosque. Catálogo da exposición.
FOTOS E TEXTO Galería Distrito Cu4tro .

3 comentarios:

Sarinsky dijo...

A mi realmente me parece original!! Nunca se me hubiera ocurrido algo asi jeje

P.D: preparando la maleta para mi regreso a tierras compostelanas!!

Besos "morriñentos"

Ronsel dijo...

Cando o colguei no blogue, a verdade, alucinei coa idea e cos resultados. A soidade.

Antonio Martínez dijo...

Desde que vin a noticia en El País Semanal pareceume enormemente atractiva e coincido con Ronsel na idea da soidade.